Una experiencia inolvidable en Dublín!

Disfruté de mi estancia con mi pareja, a pesar de que nos tocó una habitación al lado del bar. Lo que realmente hizo la diferencia fue la amabilidad del personal, que nos ofreció tapones para los oídos. La decoración es única y ¡no se pueden perder las vistas desde la terraza! Consejo, ¡despierta temprano para disfrutar del desayuno!

El hotel tiene un ambiente muy moderno y divertido, con una habitación bien equipada y un restaurante en la azotea con vistas increíbles. Sin embargo, el ruido de la fiesta en la calle llegó hasta la habitación, lo que podría ser un problema si buscas tranquilidad. Aún así, es una buena opción para quienes desean disfrutar de la vida nocturna.

Decoración original
Tocadiscos en habitación
Vistas increíbles desde terraza

Ruido por fiestas
Escaleras incómodas para acceder

La ubicación del hotel es excelente, a un corto paseo de Temple Bar y con un ambiente acogedor.

Las escaleras a la habitación son un inconveniente, especialmente al subir con maletas.

La habitación era genial, bastante bien aislada del ruido del bar. Me encantó la decoración y hay tapones en las mesitas. El restaurante tiene unas vistas impresionantes, aunque un poco ruidoso.

El bar abajo tenía más ruido que mi alarma, ¡y eso es decir mucho!

Estancia divertida con buena decoración

Me encantó la originalidad del hotel, especialmente la habitación, que tenía un tocadiscos y vinilos de Oasis y The Beatles, lo que hizo que la experiencia fuera única. Además, la terraza en la azotea ofrece vistas increíbles de Dublín. Sin embargo, el ruido de la fiesta del bar cercano fue un poco molesto y afectó mi descanso.

la habitación es un refugio divertido

El ambiente del hotel es vibrante y lleno de vida. Me encantó cómo el personal estaba siempre disponible y sonriente, incluso ofrecieron ronda de ice para nuestras bebidas. La decoración es única y divertida.

La música del bar era un poco molesta y se escuchaba hasta altas horas. Además, las escaleras hacia nuestra habitación eran incómodas, especialmente al cargar las maletas.

Un fin de semana increíble con amigos. El hotel está cerca de Vicar Street, donde disfrutamos de buena música en vivo y a poca distancia de lugares de diversión. La terraza ofrece vistas geniales de la ciudad, y los bares tienen un ambiente animado. Un consejo, ¡no te pierdas el brunch en el restaurante del último piso!

Aunque la experiencia fue mayormente positiva, el ruido de la fiesta puede ser intenso, así que si buscas tranquilidad, considera esto al reservar.

La habitación era genial, con una decoración única que incluía un tocadiscos y vinilos para disfrutar. Pude relajarme en el spa y la piscina, lo que fue un buen descanso después de explorar. Aunque la calefacción en la habitación era un poco intensa, la experiencia en general fue increíble, ¡no se pierdan el brunch en la azotea!

El hotel tiene una ubicación inmejorable, a pocos pasos de lugares como Vicar Street, ideal para disfrutar de música en vivo. Las habitaciones eran cómodas y nuestra familia hizo uso de los servicios disponibles, como el gimnasio, que fue un buen lugar para mantenernos activos.

Mi mujer dice que un espacio de juegos para niños sería genial.

Recomendado para quienes les gusta lo chic

Desde que llegamos, el personal fue increible, todos muy amables y serviciales. Me encantó cómo me ofrecieron un café mientras esperaba el check-in, un gesto que nunca olvidaré.

No fue barato, pero definitivamente vale la pena.

La cama era muy grande, pero había escaleras a la habitación inconvenientes.

Instalaciones modernas, personal amable, pero el bar es ruidoso hasta tarde.

El hotel tiene un diseño moderno y divertido, con una habitación que tenía un tocadiscos y vinilos de Oasis y Nirvana, lo cual fue un gran detalle. La cama era enorme y extremadamente cómoda, perfecta para descansar después de un día explorando la ciudad. La azotea con vistas geniales de Dublín es un lugar imperdible, ideal para disfrutar de la cena o del brunch.

Subir escaleras con las maletas fue un poco molesto.

La habitación que elegimos tenía un buen aislamiento del ruido, lo que fue un alivio porque el restaurante se escuchaba bastante. La cama era genial y realmente grande. Disfrutamos de la proximidad a varias atracciones como el Museo de Whiskey y los Jardines Iveagh, que se pueden recorrer fácilmente a pie. Sin embargo, subir las escaleras con el equipaje fue un desafío.